miércoles, 29 de julio de 2009

¿Y los vibradores hasta cuándo, señor alcalde?

Desde mediados de la actual administración municipal y ante el insistente reclamo de habitantes de la colonia La Otra Banda, La Verdad del Noroeste, comenzó a señalar la urgente necesidad de colocar reductores de velocidad sobre la carretera internacional, frente a ese asentamiento urbano.
Se planteó la urgente necesidad de instalar vibradores ante la inmoderada velocidad con que ingresan a la población los vehículos provenientes del rumbo de Santa Ana, pero sobretodo ante el justificado temor de que ocurriera una tragedia.
En esencia, la idea era evitar pérdidas humanas ante el nulo respeto de los operadores de vehículos de carga y autobuses de pasajeros a los indicadores de reducir la velocidad a sesenta kilómetros por hora, al existir además en ese sector, una zona escolar.
La solicitud se ventiló en las páginas de este medio informativo, pero como siempre se impuso la soberbia e insensibilidad del alcalde Romeo Monteverde Estrella al ignorar la petición que provino de los habitantes de esa parte del Sureste de la población.
Como siempre, el presidente municipal se encerró en su fría indiferencia de no tomar importancia a esa demanda ciudadana y así paso el inoxerable tiempo y nada se hizo porque sencillamente al munícipe le pareció un hecho llanamente simple.
Ello no obstante a que anteriormente otro trailer derribó uno de los postes que sostiene el indicador elevado que se encuentra en el lugar. También el entonces Secretario del Ayuntamiento se vio involucrado en otro percance, entre otras muchas más remembranzas.
Su torpeza no le permitió tener la visión y más que eso, la preocupación de asumir con sentido humano la responsabilidad de buscar alguna alternativa de solución, porque de plano no hizo absolutamente nada.
Su falta de capacidad de gestoría comenzó a quedar de manifiesto desde entonces, porque a decir de las voces del pueblo, esa petición pudo haber sido solucionada con apoyo de la empresa constructora de la carretera, incluso de la misma compañía que está a cargo la caseta de cobro.
Si negoció otros asuntos, como la instalación de un cerco perimetral en el basurón municipal, por qué no haber hecho lo mismo con la instalación de vibradores en ese tramo considerado de elevada peligrosidad.
Esa pregunta fluye ahora en medio de un sentimiento y dolor irreparable ante la muerte de un joven padre de familia que este lunes en la tarde fue embestido mortalmente por un veloz trailero, que procedía de Hermosillo con destino a la Mina La Herradura.
Ahora resulta del suyo condenable para el alcalde el no haber atendido ese reclamo, en virtud de que en el plano de las posibilidades esa muerte se pudo haber evitado de acuerdo a las características que revisten a esta tragedia que enlutó a varios hogares de esta población.
Nosotros estamos de acuerdo en que hacen mucha falta los vibradores como una medida adecuada para prevenir los accidentes, pero que hacemos si al presidente municipal no le interesó haberlo hecho, refirió un agente policíaco con notable acento de impotencia.
El pasado sábado 17 de noviembre del 2008, una niña de escasos años, fue embestida mortalmente por un conductor “rápido y furioso” y en el plano de ese infausto suceso se reiteró la demanda de que se hiciera la instalación de reductores de velocidad, pero, igualmente la petición fue desoída.
En ese entonces, con palabras torpes y arropadas de apatía Romeo Monteverde Estrella desventuradamente declaró que no podía colocar un agente policíaco en cada esquina de la población para evitar accidentes.
Obviamente que ese pronunciamiento resultó doloroso no solo para la familia en pena, sino para toda la sociedad altarense, al mostrarse sarcástico e irónico.
Ahora el escenario es similar y aunque se pretenda inculpar a la víctima del trágico suceso del lunes, la pregunta que retumba en los tejidos de esa familia destrozada por el inconmensurable dolor es: ¿Qué habría sucedido si se hubieran colocado los reductores de velocidad? ¿El epílogo de ese accidente habría sido el mismo?
Lo que si resulta innegable es que existió excesiva velocidad en el trailer que embistió el vehículo manejado por Jaime Ariel Valdez Montoya, ya que su operador ni siquiera tuvo la más mínima posibilidad de frenar o evitar el impacto.
Nadie creerá que fue un acto suicida de la víctima. Es una cuestión impensable, por lo que la hipótesis más lógica apunta hacia la velocidad del vehículo de carga, velocidad que con la existencia de vibradores difícilmente podría haber alcanzado a esa magnitud.
Es ahí donde surge y resalta la cuestión del por que no se atendió el llamado de la gran mayoría de familias de ese sector de que se instalaran reductores de velocidad.
Lamentablemente pesó más la insensibilidad que el aprecio por la vida de los gobernados por Romeo Monteverde. Nada podrá justificarlo y será más difícil de olvidar para quienes lloran hoy la eterna pérdida de un joven que estuvo dispuesto a ofrendar su existencia por los demás, sin más interés que el salvar vidas ajenas portando dignamente en su corazón el emblema de la Comisión Nacional de Emergencias.
El si atendió el angustiante llamado de sus hermanos en desgracia y situaciones difíciles, pero irónicamente dejo esta vida ante la inconcebible frialdad de un gobernante apático e inhumano y mucho más incongruente.

0 comentarios:

EL SOL DE CABORCA 3 © 2008 Template by:
SkinCorner