CuauhtémocMávita e./periodista
Hay elementos suficientes para pensar que en las elecciones del domingo 5 de julio se registrarán actos violentos en algunas entidades del país, principalmente en Sonora.
Ese día los ciudadanos decidirán en las urnas, muchos de ellos enojados y marcados por el desaliento, quienes serán los integrantes de la próxima legislatura en el Congreso de la Unión y en algunos congresos locales, así como los alcaldes en un número importante de municipios y los sucesores de los gobernadores en los estados de Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora.
De los seis estados en los que habrá elecciones, cuatro son gobernados por priístas: Jorge Santos Hurtado Valdez, Campeche; Silverio Cavazos Ceballos, Colima; Natividad González Parás, Coahuila; y Eduardo Bours Castelo, Sonora. Dos estados, en cambio, son gobernados por panistas: Francisco Garrido Patrón, Querétaro; y Marcelo de Los Santos Fraga, San Luis Potosí. Todos, sin excepción, han sido duramente criticados durante sus respectivas administraciones por nepotismo, los negocios que han hecho desde el poder, el despilfarro de recursos públicos, y su animadversión a los medios de comunicación, principalmente aquellos que no están de acuerdo con sus formas de hacer gobierno.
Su actuación tiene molesta a la población, misma de la cual un alto porcentaje se encuentra indecisa ó definitivamente no va a depositar su sufragio. Otros estarían dispuestos a protestar el día de la elección en las calles, gritar consignas y hacer todo lo posible por enturbiar los procesos. Así están las cosas. En los comités de campaña de los candidatos a cargos de elección popular, al igual que en las oficinas operativas de los partidos e inclusive de los gobiernos, están preparados para enfrentar esos escenarios.
Sin embargo, las miradas están puestas en Sonora. Se trata de una entidad de dominio priísta en la que los votantes podrían decidir por la alternancia en la gubernatura del estado. Las tendencias en la votación que se han registrado a partir de 1991 apuntan en esa dirección. En este sentido, la alternancia, si es que se concreta, no será pacífica, a partir de las agrias diferencias que existen entre el actual gobernador de Sonora, Eduardo Bours Castelo, y el presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa quien pretende ganar esta gubernatura y fortalecer las expectativas panistas para continuar administrando al país después del 2012. Cada quien tratará de que triunfe ó triunfen sus candidatos y ante lo cual los operativos que se pongan en marcha para tener cierto dominio de los comicios y de los votantes, podrían salirse de control y generar violencia.
En la guerra por el poder se desconoce, no obstante, que tipo de arreglos existen entre el gobernador, el presidente de la república y otras fuerzas políticas, para que la elección sea aparentemente democrática y que se respeten los resultados de la misma. Bours Castelo quiere mantener el control político del estado para sostener sus aspiraciones de ser candidato presidencial dentro de tres años. Si Alfonso Elías Serrano, candidato del PRI, llegara a perder la gubernatura su proyecto también se debilitaría. Guillermo Padrés Elías, candidato a gobernador del PAN, no parece ser muy allegado a Bours Castelo. Tienen intereses y visiones políticas distintas, incluyendo sus relaciones y compromisos en los círculos del poder económico y político que son contrastantes.
Son los anteriores tan solo algunos ingredientes que podrían detonar conflictos en municipios del estado, entre ellos San Luis Rio Colorado, Caborca, Hermosillo, Cajeme, Benito Juárez y Huatabampo.
Pese a lo anterior, se espera que en estas elecciones intermedias, por cierto de las más desangeladas en la historia democrática de México, los votantes venzan el temor y la desesperanza y acudan a las urnas. Las instituciones electorales creen que setenta de cada cien sufragantes se quedará en casa. Esperamos que no. Sería dejar a las minorías comprometidas con los partidos y no con la sociedad en su conjunto, que sean las que decidan quien o quienes gobiernan.
Hay elementos suficientes para pensar que en las elecciones del domingo 5 de julio se registrarán actos violentos en algunas entidades del país, principalmente en Sonora.
Ese día los ciudadanos decidirán en las urnas, muchos de ellos enojados y marcados por el desaliento, quienes serán los integrantes de la próxima legislatura en el Congreso de la Unión y en algunos congresos locales, así como los alcaldes en un número importante de municipios y los sucesores de los gobernadores en los estados de Campeche, Colima, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Sonora.
De los seis estados en los que habrá elecciones, cuatro son gobernados por priístas: Jorge Santos Hurtado Valdez, Campeche; Silverio Cavazos Ceballos, Colima; Natividad González Parás, Coahuila; y Eduardo Bours Castelo, Sonora. Dos estados, en cambio, son gobernados por panistas: Francisco Garrido Patrón, Querétaro; y Marcelo de Los Santos Fraga, San Luis Potosí. Todos, sin excepción, han sido duramente criticados durante sus respectivas administraciones por nepotismo, los negocios que han hecho desde el poder, el despilfarro de recursos públicos, y su animadversión a los medios de comunicación, principalmente aquellos que no están de acuerdo con sus formas de hacer gobierno.
Su actuación tiene molesta a la población, misma de la cual un alto porcentaje se encuentra indecisa ó definitivamente no va a depositar su sufragio. Otros estarían dispuestos a protestar el día de la elección en las calles, gritar consignas y hacer todo lo posible por enturbiar los procesos. Así están las cosas. En los comités de campaña de los candidatos a cargos de elección popular, al igual que en las oficinas operativas de los partidos e inclusive de los gobiernos, están preparados para enfrentar esos escenarios.
Sin embargo, las miradas están puestas en Sonora. Se trata de una entidad de dominio priísta en la que los votantes podrían decidir por la alternancia en la gubernatura del estado. Las tendencias en la votación que se han registrado a partir de 1991 apuntan en esa dirección. En este sentido, la alternancia, si es que se concreta, no será pacífica, a partir de las agrias diferencias que existen entre el actual gobernador de Sonora, Eduardo Bours Castelo, y el presidente de la república, Felipe Calderón Hinojosa quien pretende ganar esta gubernatura y fortalecer las expectativas panistas para continuar administrando al país después del 2012. Cada quien tratará de que triunfe ó triunfen sus candidatos y ante lo cual los operativos que se pongan en marcha para tener cierto dominio de los comicios y de los votantes, podrían salirse de control y generar violencia.
En la guerra por el poder se desconoce, no obstante, que tipo de arreglos existen entre el gobernador, el presidente de la república y otras fuerzas políticas, para que la elección sea aparentemente democrática y que se respeten los resultados de la misma. Bours Castelo quiere mantener el control político del estado para sostener sus aspiraciones de ser candidato presidencial dentro de tres años. Si Alfonso Elías Serrano, candidato del PRI, llegara a perder la gubernatura su proyecto también se debilitaría. Guillermo Padrés Elías, candidato a gobernador del PAN, no parece ser muy allegado a Bours Castelo. Tienen intereses y visiones políticas distintas, incluyendo sus relaciones y compromisos en los círculos del poder económico y político que son contrastantes.
Son los anteriores tan solo algunos ingredientes que podrían detonar conflictos en municipios del estado, entre ellos San Luis Rio Colorado, Caborca, Hermosillo, Cajeme, Benito Juárez y Huatabampo.
Pese a lo anterior, se espera que en estas elecciones intermedias, por cierto de las más desangeladas en la historia democrática de México, los votantes venzan el temor y la desesperanza y acudan a las urnas. Las instituciones electorales creen que setenta de cada cien sufragantes se quedará en casa. Esperamos que no. Sería dejar a las minorías comprometidas con los partidos y no con la sociedad en su conjunto, que sean las que decidan quien o quienes gobiernan.
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